Desde hace aproximadamente 245 a 65 millones de años.
Esta Era duró unos 180 millones de años, en ella los vertebrados se desarrollaron, diversificaron y conquistaron todos los ámbitos de la Tierra. Los sentidos (vista, oído, gusto, olfato y tacto) se desarrollan, dando comienzo a una nueva manifestación de la evolución de la materia: La evolución se observa a si misma, a través de los sentidos. Y con ello comienza la evolución del órgano que será protagonista del siguiente gran paso evolutivo, el Cerebro. Cumpliéndose así que en cada nueva manifestación de la evolución está en germen la siguiente etapa evolutiva.
El núcleo de las células como centro de coordinación y recepción de información puede considerarse como el cerebro de las células, pero se comienza a hablar de cerebro en los peces. A partir de este momento, en las sucesivas evoluciones de anfibios, reptiles, aves y mamíferos, el cerebro se ira desarrollando siendo capaz de procesar cada vez mayor información.
Geológicamente durante esta Era se separan los continentes, o islas, que estaban reunidas en un único continente gigantesco al que llamamos Pangea y los continentes en la superficie de la Tierra comienzan a tomar el aspecto actual.
No se produjeron grandes movimientos orogénicos y el clima en general era bastante estable, cálido y húmedo. Esto permitió que se desarrollaran ampliamente los vertebrados y que los reptiles alcanzaron un extraordinario desarrollo y tamaño gigantesco, como los dinosaurios, por lo que a la Era Mesozoica se le llama también la Era de los Reptiles o era de los dinosaurios. Algunos reptiles aprendieron a volar, como el ranforrinco que era semejante al murciélago.
En esta era desaparecieron grandes grupos de animales como los trilobites, graptolites y peces acorazados.
Se renovó la flora y la fauna: las gimnospermas, plantas vasculares que forman semillas pero carecen de flores, desplazaron a los helechos. Al final de la Era aparecieron las plantas llamadas angiospermas. Las Angiosperma (del latín angi, encerrada y del griego sperma, semilla) son plantas vasculares que poseen ovario y semillas encerradas en él, flores y frutos. Este salto evolutivo incidió profundamente en la Vida animal, ya que estas plantas constituyen la fuente de la mayor parte de los alimentos en que los seres humanos y otros mamíferos basamos nuestra subsistencia y constituyen la base de muchas materias primas y productos naturales.
Los grandes reptiles o dinosaurios dominaron la tierra y el aire durante millones de años, hasta que desaparecieron en la extinción en masa del final del Mesozoico. También se extinguieron grandes grupos de animales como los trilobites, graptolites y los peces acorazados y en general el 75% de las especies de invertebrados.
Triásico
El Triásico es una división de la escala temporal geológica, es uno de los tres períodos geológicos de la Era Mesozoica; comenzó hace 251,0 ± 0,4 millones de años y acabó hace 199,6 ± 0,6 millones de años. Como ocurre con la mayoría de los períodos geológicos, las fechas exactas de inicio y fin son inciertas por unos pocos millones de años. En el caso de este período, tanto el inicio como final están marcados por importantes eventos de extinción: la extinción masiva del Pérmico-Triásico y la del Triásico-Jurásico.
Los primeros mamíferos, los cuales evolucionaron de los reptiles mamiferoides, hicieron su aparición en este período, posiblemente por los cambios de clima que hubo, y la deriva continental, que motivaron la gran regresión marina del Triásico: todas las tierras estaban unidas (de una manera inversa a la de una transgresión marina) formando el supercontinente Pangea (dividido nuevamente a principios del Jurásico), por eso pasaron a predominar los carbonatos.
Se caracteriza fundamentalmente por la aparición de los primeros dinosaurios, inicialmente representados por formas bípedas, carnívoras y de pequeño tamaño. No obstante, a finales del periodo ya se habían diversificado a gran escala y se habían convertido en los vertebrados dominantes en todo el planeta, llevando a la extinción a grupos anteriores como los arcosaurios más primitivos y los propios reptiles mamiferoides con escasas excepciones.
Durante el Triásico, casi todas las tierras de la Tierra se concentraban en un solo supercontinente centrado más o menos en el ecuador, llamado Pangea («toda la tierra»). Este continente tenía forma de «C» y al este, en el hueco de la «C» se encontraba el océano Tetis y rodeándolo todo se situaba el océano Panthalassa (el «océano universal»). Todos los sedimentos del océano profundo depositados durante el Triásico han desaparecido a través de la subducción de las placas oceánicas, por lo que se sabe muy poco del océano abierto durante el Triásico.
El supercontinente Pangea comenzó su dislocación durante este período, especialmente en el Triásico Superior, pero todavía no se había separado. Laurasia incluía Norteamérica, Europa y gran parte de la actual Asia. Gondwana comprendía África, Arabia, India, Australia, la Antártida y Sudamérica. Pangea se desplazaba muy lentamente hacia el norte en este período, y en ese proceso el supercontinente empezó a mostrar los primeros signos de su fraccionamiento, con la aparición de brechas en la parte oriental de Norteamérica, en las zonas central y occidental de Europa y en el noroeste de África. Los primeros sedimentos fuera del mar, en el rift que marcó la rotura inicial de Pangea y que separó Nueva Jersey de Marruecos, son del Triásico tardío; en los Estados Unidos, estos sedimentos gruesos comprenden el grupo Newark.
El nivel del mar subió ligeramente durante el Triásico Inferior; sin embargo, el volumen de áreas emergidas fue todavía muy alto. El océano Tetis, que formaba un amplio golfo, se convirtió en ruta de invasión marina. Aunque las plantas terrestres dominantes en el Triásico difieren de las pérmicas, las pautas de distribución sobre Pangea permanecieron (flora del sur de Gondwana, flora Siberiana y flora Laurrusia de condiciones más secas y cálidas en latitudes ecuatoriales).
El clima del Triásico fue generalmente caluroso y seco, y dio lugar a la formación de desiertos y evaporitas. El gran tamaño de Pangea limitó el efecto moderador del océano; su clima continental era altamente estacional, con veranos muy calurosos e inviernos muy fríos. Probablemente tuvo fuertes monzones en el Ecuador. No hay evidencia de glaciación cerca o en cualquiera de los polos; de hecho, las regiones polares eran aparentemente húmedas y templadas, un clima adecuado para las criaturas similares a reptiles.
Al final del Triásico se produjo la extinción masiva del Triásico-Jurásico. Se extinguen los conodontos y reptiles placodontos. Desapareció el 20 % de animales marinos, aunque todos estos grupos se recuperan en el Jurásico. Las víctimas terrestres incluyeron la mayoría de los géneros de reptiles mamiferoides y grandes anfibios. Los beneficiarios primarios de la extinción sobre la tierra fueron los dinosaurios, que se expandieron rápidamente durante el Jurásico y dominaron los hábitats terrestres a lo largo del resto de la Era Mesozoica. Los únicos reptiles marinos que sobrevivieron fueron los ictiosaurios y los plesiosaurios.
Las evidencias sugieren que hubo dos pulsos de extinción triásica, uno anterior y otro al final del período. La sincronización de estas extinciones en los mares es poco clara y las causas de las extinciones triásicas permanecen desconocidas. Un análisis en el noroeste de Arizona en el 2002 sobre el límite Carniense-Noriense, no mostró cambios bruscos en el paleoambiente, por lo que la posibilidad climatológica no fue respaldada. En este tiempo, las coníferas y otros grupos de gimnospermas reemplazaron a las floras de plantas con semillas que habían predominado en hábitats de tierra baja de Gondwana en el Triásico.
Jurásico
El Jurásico es una división de la escala temporal geológica, es el sistema y período geológico central de la Era Mesozoica, que comenzó hace 199,6 ± 0,6 millones de años y acabó hace 145,5 ± 4,0 millones de años. Como ocurre con la mayoría de las eras geológicas, la fechas exactas de inicio y fin de este período, como en los demás sistemas, son convencionales, conforme a ciertos criterios que se establecen para su datación, por lo que se admite algún error de magnitud en miles o millones de años. Es posterior al Triásico y anterior al Cretáceo. La denominación Jurásico procede de formaciones sedimentarias carbonatadas de la región europea del Jura, en los Alpes.
Este período se caracteriza por la hegemonía de los grandes dinosaurios y por la escisión de Pangea en los continentes Laurasia y Gondwana. De este último se escindió Australia (en el jurásico superior y principios de cretáceo), del mismo modo que Laurasia se dividió en Norteamérica y Eurasia, dando origen a nuevas especies de mamíferos.
El Jurásico se divide en Inferior, Medio y Superior, también conocidos como Lias, Dogger y Malm.
El nivel del mar experimentó cambios menores durante el Jurásico Inferior. En el Jurásico Superior experimentó oscilaciones más rápidas y una elevación que ocasionó la inundación de grandes áreas de América del Norte y Europa. En el Jurásico hay dos provincias biogeográficas en Europa (Tetis al sur y Boreal al norte). Los arrecifes de coral se restringieron en su mayor parte a la provincia de Tetis. La transición entre las dos provincias se daba a la altura de la península ibérica. Las plantas de climas cálidos ocuparon un amplio cinturón que se extendió hasta 60º de latitud. Tanto la flora de Gondwana al sur como al norte de Siberia incluía grupos de helechos (sus parientes modernos no toleran las heladas).
El registro geológico jurásico es bueno en el oeste de Europa, donde extensas secuencias marinas indican un tiempo donde gran parte del continente estaba sumergido bajo mares tropicales poco profundos; por su fama destaca el Patrimonio Mundial de la Costa Jurásica y los lagerstätten de Holzmaden y Solnhofen.
Los paisajes del Jurásico fueron más ricos en vegetación que los del Triásico, especialmente en latitudes altas. El calor y el clima húmedo permitió que las junglas, selvas y bosques formaran parte de gran cantidad de paisajes jurásicos. Los bosques se empiezan a extender por toda la superficie terrestre y destacan familias como las coníferas similares a los pinos y las araucarias acompañadas de diferentes tipos de helechos y palmeras.Además se hacían presente los ginkgos y los equisetos. Aún no aparecen en este periodo las plantas con inflorescencias. La distribución diferencial de la flora constituye un fiel reflejo de la separación de las zonas ecuatorial y septentrional.
El desarrollo de reinos diferenciados obedecía a la existencia de barreras marinas entre el norte y el sur, y a la presencia de un mayor gradiente de temperaturas desde los polos hasta el ecuador. Los gradientes térmicos no eran tan pronunciados como lo son actualmente, no existen pruebas de hielo polar durante el Jurásico, y la flora alejada del ecuador correspondía a plantas de zonas templadas. Los paisajes jurásicos estaban dominados por Cycadophyta, y por sus parientes las Bennettitales (cicadeoideas), con aspecto de piñas gigantes cubiertas, en la estación propicia, por llamativas «flores» que no eran auténticas flores. Los bosques de ginkgos, y especialmente de coníferas, daban al paisaje cierto toque de modernidad, pero las plantas con verdaderas flores, los árboles de madera dura y especialmente las hierbas, todavía estaban ausentes.
Cretácico
Cretácico
El Cretácico, o Cretáceo es una división de la escala temporal geológica, es el tercer y último período de la Era Mesozoica; comenzó hace 145,5 ± 4,0 millones de años y terminó hace 65,5 ± 0,3 millones de años. Está comúnmente dividido en dos mitades, conocidas como Cretácico Inferior y Cretácico Superior. Con una duración de unos 80 millones de años, es el período Fanerozoico más extenso, y es, incluso, más largo que toda la Era Cenozoica.
Su nombre proviene del latín creta, que significa «tiza», y fue definido como un período independiente por el geólogo belga Jean d’Omalius d’Halloy en 1822, basándose en estratos de la Cuenca parisina, Francia. La vida en mares y tierra aparecía como una mezcla de formas modernas y arcaicas. Como ocurre con la mayoría de las eras geológicas, el inicio del período es incierto por unos pocos millones de años. Sin embargo, la datación del final del período es relativamente precisa, pues ésta se hace coincidir con la de una capa geológica con fuerte presencia de iridio, que parece coincidir con la caída de un meteorito en lo que ahora corresponde con la península de Yucatán y el golfo de México. Este impacto pudo provocar la extinción masiva que ocurrió al final de este período, en la que desaparecieron, entre otros muchos grupos, los Dinosaurios. Este acontecimiento marca el fin de la Era Mesozoica. Es posterior al Jurásico y anterior al Paleoceno, de la Era Cenozoica.
A mediados del Cretácico, se dio la formación de más del 50 % de las reservas mundiales de petróleo que se conocen en nuestros días, de las cuáles destacan las concentraciones localizadas en los alrededores del golfo Pérsico y en la región entre el golfo de México y la costa de Venezuela.
Durante el Cretácico, el nivel de los mares estaba en continuo ascenso. Este crecimiento llevó al nivel del mar hasta cotas jamás alcanzadas anteriormente, incluso zonas anteriormente desérticas se convirtieron en llanuras inundadas. En su punto máximo, solamente un 18 % de la superficie de la Tierra estaba sobre el nivel de las aguas (hoy en día la superficie emergida es del 29 %).
El supercontinente Pangea se fue dividiendo durante el Mesozoico para dar lugar a los continentes actuales, aunque con posiciones sustancialmente diferentes. A principios del Cretácico existían dos supercontinentes: Laurasia y Gondwana, separados por el mar de Tetis. A finales del Cretácico los continentes comienzan a adquirir formas semejantes a las actuales. La progresiva separación de los continentes (o de las placas tectónicas por la deriva continental) fue acompañada por la formación de amplias plataformas y arrecifes.
El sistema de fallas del Jurásico inferior había separado Europa, África y el continente norteamericano, aunque estas masas permanecieron próximas entre sí.16 La India y Madagascar se estaban alejando de la costa oriental africana. En la India se produjo un episodio de vulcanismo masivo entre finales del Cretácico y principios del Paleoceno. La Antártida y Australia, todavía juntas, se alejaron de Sudamérica y derivaron hacia el este. Estos movimientos crearon nuevas vías marinas, entre ellas los primitivos Atlántico septentrional y meridional, así como el mar Caribe y el océano Índico.
Mientras el Atlántico se ampliaba, las orogenias que habían empezado durante el Jurásico continuaron en la cordillera de Norteamérica, mientras que la Orogenia Nevada fue seguida por otras orogenias como la Orogenia Laramide. Una importante masa de agua se extendía desde las aguas del Polo Norte hasta la península de Yucatán y México. Otra vía marina cruzó África a través de la región del Sahara central. El mar de Tetis, que anteriormente limitaba con el sur de Europa, creció hasta cubrir las islas británicas, Europa central, el sur de Escandinavia y la Rusia europea.
El efecto de todo ello fue la división de la Tierra en doce o más masas de tierra aisladas, lo cual favoreció el desarrollo de faunas y floras endémicas. Estas poblaciones producto de su aislamiento en los continentes insulares del Cretácico superior, evolucionaron hasta generar gran parte de la actual diversidad de la vida terrestre actual. En las regiones cretácicas de latitudes superiores a los 50º tanto meridionales como septentrionales se originaron enormes yacimientos de carbón. En el intervalo comprendido entre hace 120 y 75 millones de años, el mar de Tetis rebosaba de microplancton que se convirtió en petróleo (más de la mitad de las reservas petrolíferas mundiales conocidas corresponden a yacimientos originados en Tetis, como golfo Pérsico, norte de África, golfo de México y Venezuela). También destacó la fragmentación y destrucción de conchas y rocas en la evolución de la bioerosión.
Las temperaturas ascendieron hasta alcanzar su máximo punto hace unos 100 millones de años, en los cuales no había prácticamente hielo en los polos. Los sedimentos muestran que las temperaturas en la superficie del océano tropical debieron haber sido entre 9 y 12 °C más cálidas que en la actualidad, mientras que en las profundidades oceánicas las temperaturas debieron ser incluso 15 o 20 °C mayores. En realidad el planeta no debió de ser mucho más cálido que en el Triásico o el Jurásico, pero el gradiente de temperatura entre los polos y el ecuador debió de ser más suave; esto produjo que las corrientes de aire del planeta amainaran, contribuyendo a reducir las corrientes oceánicas y por tanto a océanos más estancados que hoy, evidenciados por extensas deposiciones de pizarra. Después del Cretácico medio las temperaturas iniciaron un lento descenso que fue acelerándose progresivamente y, en los últimos millones de años del período, la media de las temperaturas anuales del oeste norteamericano había disminuido desde los 20 °C hasta los 10 °C.
A este acontecimiento del final de Cretácico se le conoce como episodio K-T (o K/T), del alemán Kreide/Tertiär para Cretácico/Terciario, o K-Pg (de Cretácico-Paleógeno, una vez que el Terciario ha sido descartado formalmente por la Comisión Internacional de Estratigrafía). La extinción masiva de finales del período Cretácico exterminó a los dinosaurios, pterosaurios, reptiles nadadores, plesiosaurios y mosasaurios, Ammonoidea, rudistas e inocerámidos. El nannoplancton calcáreo y los foraminíferos planctónicos experimentaron pérdidas importantes pero se recuperaron durante la Era Cenozoica. Sin embargo, no fue mayor que otras extinciones masivas e incluso fue mucho menos catastrófica que la extinción del Pérmico tardío. Algunos de los grupos que se extinguen muestran claras pautas de reducción progresiva de la diversidad durante los últimos 10 millones de años del Cretácico, mientras que otros parecen desvanecerse completamente justo en el momento de la transición. También hay otros grupos, como los ictiosaurios, supuestamente extinguidos en el límite K-T, pero que realmente habían partido mucho antes. Entre los supervivientes se hallan la mayor parte de plantas y animales terrestres (insectos, caracoles, ranas, salamandras, tortugas, lagartos, serpientes, cocodrilos y mamíferos placentarios) y la mayoría de invertebrados marinos (estrellas de mar y Echinoidea, moluscos, artrópodos) y de peces. Durante el Albiano se produjo una intensa extinción de insectos.
Bibliográfia:
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